jueves, 24 de junio de 2010

Arnaldo Visconti

Pedro Víctor Debrigode, como era proverbial dentro de la novela popular española, utilizó un amplio abanico de seudónimos a la hora de firmar sus obras. En el género de aventuras casi siempre utilizó el seudónimo Arnaldo Visconti, una firma que se convirtió en garantía de aventuras, audacia y gallardía y con la que dio a la imprenta títulos legendarios como Diego Montes, El Halcón y, muy especialmente, El pirata negro y El galante aventurero. Según señala con su habitual erudición Vázquez de Parga (en Héroes y enamoradas. La novela popular en España, Glénat, Barcelona, 2000, pág. 131) inicialmente Arnaldo Visconti era el nombre de un personaje -un médico colombiano- que aparecía en una de las primeras policíacas del autor, El visitante nocturno (1943); quizá a causa de la sonoridad del nombre, ese Arnaldo que nos remite a personajes del romancero tradicional -“¡Quién hubiese tal ventura/ sobre las aguas del mar/ como hubo el conde Arnaldos/ la mañana de San Juan!”- y ese Visconti de resonancias italianas y renacentistas -Visconti fue el nombre de una de las familias decisivas en el quatrocento del ducado de Milán- , se convirtió en azoriniano seudónimo que identificó al narrador que ofrecía a los lectores un universo de aventuras trepidantes.

Luchino Visconti, el exquisito director italiano autor de Muerte en Venecia o El Gatopardo. Sin duda, el otro Visconti

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