jueves, 24 de junio de 2010

Empieza la aventura...

Continuamente invadida y abandonada por mesnadas de mercenarios al servicio de distintas nacionalidades, Córcega, la bella isla mediterránea, gozaba unos instantes de calma en los albores del siglo XVI.
Una calma especial, impregnada de tumultuosa libertad salvaje. Las leyes no tenían representantes con suficiente fuerza ejecutiva, y la multiplicidad de cuadrillas irregulares, levantadas en armas, daban pretexto a la chusma para, desde sus escondrijos entre la exuberante flora montañesa, descender en incursiones asoladoras a litoral.Entre estas cuadrillas las había que eran conducidas por hombres de sentimientos generosos y finalidades puras; pero a su amparo agrupábanse hombres violentos, para quienes el desorden reinante en la isla servía de pretexto para sus latrocinios y crímenes.

No hay comentarios: