Más allá del nombre el protagonista, Luys Gallardo, de evidente valor expresivo ya comentado, la nominación de los personajes se nos muestra variopinta y curiosa; sin duda ello responde a la diversidad lingüística y cultural de la amplia gama de personajes que aparecen: provenzales, genoveses, corsos, sicilianos, islandeses, griegos, bretones, gascones, piamonteses, napolitanos... Significativamente los españoles aparecen de una pieza, puntuales referencias a gallegos o catalanes pero lo español es una identidad única y definida. Los nombres italianos buscan su origen en apellidos ilustres -Orsino- o en gentilicios -Corsi-, aunque también hay apellidos de dudosa fiabilidad -D’Evisa-. Los nombres bretones, por ejemplo, buscan también un remoto origen toponímico -Yves Le Quimper- No se evitan nombres efectivos como el del alemán que se llama Stronck -por strong, fuerte-, o aquellos que, en su lengua, tienen un claro valor expresivo -Truand Lascar, literalmente, el zorro timador-. Hablando de animales hay que recordar la recurrente presencia del loro del gascón Bruynat, Coclicó, siempre lanzando frases del tipo ¡Caramba, que opípara cuchipanda! o “¡Gresca, farra y camorra!
Hay nombres con clara voluntad expresiva, especialmente en los casos hispánicos -Delfín Lechuga, Dom Corpacho, los pícaros Tabarra y Pachorra o los marinos Cayo y Policarpo- en los que a veces se bordea cierto aire casi grotesco.
Hay nombres con clara voluntad expresiva, especialmente en los casos hispánicos -Delfín Lechuga, Dom Corpacho, los pícaros Tabarra y Pachorra o los marinos Cayo y Policarpo- en los que a veces se bordea cierto aire casi grotesco.
En definitiva, Visconti bautiza con expresividad y tino una constelación de personajes que, en su variedad y diversidad, otorgan complejidad y riqueza a la serie.
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