miércoles, 23 de junio de 2010

El galante aventurero en la barbería

Después de la Guerra Civil, el pulp autóctono fue tomando forma de novela de bolsillo, de pequeño volumen a bajo precio que, con frecuencia, cuando ya había sido leído, se cambiaba por nuevos títulos por un precio aún más módico. Antes del bookcrossing y décadas antes de la verdadera democratización de las bibliotecas públicas, cuando estas instituciones eran elitistas y daban la espalda a los medios de comunicación de masas, las ficciones pulp del país se intercambiaban e iban pasando constantemente de mano en mano. De forma espontánea, los lectores propiciaron el nacimiento de puntos de intercambio donde los libros eran piezas de consumo con una único destino: la lectura.

Ya en este blog hemos hablado sobre los sellos de los libros y en el soberbio Pulpnivoria se han dicho sabias palabras sobre los mismos. Este viejo y deteriorado ejemplar de El galante aventurero que hemos adquirido recientemente, lleva el sello de una barbería, un espacio que desde siempre ha tenido -y tiene- algo de biblioteca. A finales de los años cuarenta, en la barbería Juan Serrat de Ribes de Fresser -una pequeña población catalana cercana a los Pirineos que en 1950 tenía censados 3.500 habitantes- los clientes, mientras esperaban ser atendidos o mientras les cortaban el pelo, leían a Arnaldo Visconti...

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