jueves, 24 de junio de 2010

Presentación

En este blog queremos rendir homenaje a una de las mejores series de novela popular editadas en español. El galante aventurero fue una colección de publicada por Editorial Bruguera en 1949, cuando empezaba a consolidarse el formato de libro de bolsillo que tanto éxito cosecharía durante décadas entre los lectores españoles. La serie fue creación de Pedro Víctor Debrigode Dugi, quien firmaba sus trabajos dentro del género de aventuras como Arnaldo Visconti y constituyó una creación de notable repercusión entre el público.

Este blog es hermano de Peter Debry, padre de la novela negra y nace, como aquél, con la intención de archivar, analizar y divulgar la de Pedro Víctor Debrigode, uno de los más grandes autores de la novela popular.

Pedro Víctor Debrigode

Pedro Víctor Debrigodi Dugi nació en Barcelona el 13 de octubre de 1914. Sus padres eran franceses y su madre era de ascendencia corsa. Educado en un ambiente culto -su padre era ingeniero aeronáutico- tuvo una esmerada educación. Estudió la carrera de Derecho y a Santa Cruz de Tenerife se trasladó en 1936 para terminar sus estudios; no lo pudo hacer pues con el inicio de la Guerra Civil se vio alistado en las filas del bando nacional; tras solicitar su traslado a la Península se vio envuelto en extrañas circunstancias que le llevaron a ser acusado de espionaje. Tras ser liberado por falta de pruebas, intentó pasar a Francia pero no lo consiguió siendo nuevamente detenido acusado no sólo de espionaje sino de abandono de destino y malversación de caudales. Tras pasar por distintos penales y ser condenado, finalmente salió en libertad en octubre de 1945. Empezó a escribir desde la prisión y se casó por primera vez en 1949 teniendo cuatro hijas a medida que iba consolidando su dimensión de escritor profesional. La familia combinó la residencia en diversas poblaciones de Cataluña y se trasladó posteriormente a Santa Cruz de Tenerife. Desde 1957 hasta 1963 Debrigode se estableció en Venezuela donde trabajó como corresponsal de la Agencia France Press y como relaciones públicas de un hotel. Vuelto a España, su esposa falleció en 1967. Se volvió a casar en 1972 y fijó su residencia en La Orotava a partir de 1974; falleció en febrero de 1982 a la edad de sesenta y ocho años dejando tras de sí una ingente producción literaria.

Arnaldo Visconti

Pedro Víctor Debrigode, como era proverbial dentro de la novela popular española, utilizó un amplio abanico de seudónimos a la hora de firmar sus obras. En el género de aventuras casi siempre utilizó el seudónimo Arnaldo Visconti, una firma que se convirtió en garantía de aventuras, audacia y gallardía y con la que dio a la imprenta títulos legendarios como Diego Montes, El Halcón y, muy especialmente, El pirata negro y El galante aventurero. Según señala con su habitual erudición Vázquez de Parga (en Héroes y enamoradas. La novela popular en España, Glénat, Barcelona, 2000, pág. 131) inicialmente Arnaldo Visconti era el nombre de un personaje -un médico colombiano- que aparecía en una de las primeras policíacas del autor, El visitante nocturno (1943); quizá a causa de la sonoridad del nombre, ese Arnaldo que nos remite a personajes del romancero tradicional -“¡Quién hubiese tal ventura/ sobre las aguas del mar/ como hubo el conde Arnaldos/ la mañana de San Juan!”- y ese Visconti de resonancias italianas y renacentistas -Visconti fue el nombre de una de las familias decisivas en el quatrocento del ducado de Milán- , se convirtió en azoriniano seudónimo que identificó al narrador que ofrecía a los lectores un universo de aventuras trepidantes.

Luchino Visconti, el exquisito director italiano autor de Muerte en Venecia o El Gatopardo. Sin duda, el otro Visconti

La serie

En el año 1949, cuando Editorial Bruguera estaba en camino de consolidarse como la editorial más importante del país en la edición de novelas populares y de tebeos, ésta lanzó al mercado las veinte entregas de El galante aventurero. La colección se publicó desde el mes de julio hasta diciembre de ese año por lo que podemos deducir una algo irregular periodicidad semanal. Cada libro estaba compuesto por un número bastante fijo de páginas que oscilaba entre las 125 y las 128 en las cuales aparecían tres o cuatro ilustraciones en blanco y negro firmadas por Provensal; este artista gráfico era también el responsable de todas las portadas en la colección en las que siempre aparecía el protagonista en alguna arriesgada situación enmarcado sobre un fondo de color amarillo que pasó a convertirse en señal cromática identificativa de la serie. De principio a fin la colección mantuvo el precio de 4 pesetas y los títulos fueron los siguientes:

1.- Bandolero y trovador
2.- El lago de Venus
3.- El peregrino de los lobos
4.- Dama “Misericordia”
5.- Isla sangrienta
6.- El hidalgo lunático
7.- Los invasores
8.- Entre pícaros
9.- Máscara de cera
10.- El triunfo de Eva
11.- La isla de las sirenas
12.- La novia de la muerte
13.- El velero “Desesperación”
14.- Inocentina
15.- Tesoros
16.- Los misterios de Venecia
17.- La góndola de los suspiros
18.- Las damas de la noche
19.- El fantasma de los fosos
20.- El último beso

Empieza la aventura...

Continuamente invadida y abandonada por mesnadas de mercenarios al servicio de distintas nacionalidades, Córcega, la bella isla mediterránea, gozaba unos instantes de calma en los albores del siglo XVI.
Una calma especial, impregnada de tumultuosa libertad salvaje. Las leyes no tenían representantes con suficiente fuerza ejecutiva, y la multiplicidad de cuadrillas irregulares, levantadas en armas, daban pretexto a la chusma para, desde sus escondrijos entre la exuberante flora montañesa, descender en incursiones asoladoras a litoral.Entre estas cuadrillas las había que eran conducidas por hombres de sentimientos generosos y finalidades puras; pero a su amparo agrupábanse hombres violentos, para quienes el desorden reinante en la isla servía de pretexto para sus latrocinios y crímenes.

Las ilustraciones

El responsable de las ilustraciones exteriores e interiores que acompañaron la edición de los veinte números de la colección fue Jaume Provensal , un artista que ilustró gran parte de las las novelas que escribía Pedro Víctor Debrigode con el pseudónimo de Arnaldo Visconti. Se dio a conocer a conocer al gran público con sus brillantes trabajos para El pirata negro donde la influencia de los carteles de cine de la época es más que evidente; a partir de ese momento, las otras series firmadas por Arnaldo Visconti -Diego Montes, El Halcón, El Aguilucho y, por supuesto, El galante aventurero- aparecieron siempre acompañadas de las portadas de Provensal que pasó a convertirse en firma de referencia.
En El galante aventurero Provensal dibujó todas las portadas y las tres o cuatro ilustraciones interiores que acompañaban cada uno de los volúmenes. Las portadas se presentaban siempre sobre fondo amarillo y en ellas el ilustrador utilizaba la técnica del gouache -acuarela en pasta consistente en añadir más blanco a los colores para que éstos no transparenten- que tan excelentes resultados le había en El pirata negro; no obstante ello, en este trabajo las composiciones son más estáticas y repetitivas que en esa colección -casi siempre aparece el protagonista en una acción gallarda acompañado de la presencia de alguna dama- y el conjunto de las mismas convierten su trabajo a color en El galante aventurero en correcto pero no en especialmente brillante.
Las ilustraciones interiores, siempre en blanco y negro, eran dibujadas con pluma y, con frecuencia, no pasaban de ser un mero esbozo gráfico que no daba la medida del talento de nuestro autor. Al principio el esmero con que dibujante desarrolla estas ilustraciones es más que notable pero, a medida que avanza la serie -podemos pensar que los compromisos profesionales le impiden dedicar más tiempo a este material- el dibujo se reduce a lo elemental. No obstante ello, las composiciones que dibujaba mantenían una coherencia gráfica con las portadas aspecto éste que ayudaba a presentar la colección con un aspecto visual muy determinado y característico.En definitiva, el conjunto de ilustraciones que se debieron al trabajo de Jaume Provensal, sin ser especialmente notable, presentaba al lector un producto gráficamente coherente y plenamente ligado con el prestigio que gozaban las narraciones que se presentaban con la firma de Arnaldo Visconti.

Bandolero y trovador

Resumen del volumen primero, Bandolero y trovador
En una Córcega codiciada por genoveses y franceses, gobernada por diversos nobles y sometida al imperio de diversos bandidos se nos presenta a las señoras de Montemar, la altiva Altiera y la más joven Alicia. La primera gobierna con mano firme aunque sabe del del peligro de Dago corsi, feroz caudillo de los Hermanos Corsos, una horda de delincuentes organizados. La segunda, Alicia, está fascinada por la personalidad de Corsi -seductor, satánico y atractivo-, al que casi nadie ha visto nunca.
En ese contexto se nos presenta la figura de Luys Gallardo, un trovador español que ha llegado a Córcega casualmente y que ha convertido en su escudero a Bembo, un rollizo piamontés. Luys es “simplemente un galante aventurero, para quien cantar madrigales en busca de un amor y pelear con alegre ferocidad, constituía la razón de vivir y ser” (I, 29). Bembo es incomprensiblemente detenido por los soldados de Montemar y Luys decide liberarlo produciéndose una extraña situación pues todo el mundo le toma por el misterioso Dago Corsi; tras conseguir la libertad de su escudero, Luys se adentra en los dominios de Corsi y descubre la clave de la confusión. Corsi es idéntico a él, en el aspecto, en la voz y en el porte. Ése no es su único descubrimiento pues también descubre cómo Corsi quiere pactar con el decadente pirata Abdul Hamez para conquistar la isla, sin saber que el sarraceno sólo le quiere utilizar para conseguir el dominio de tan privilegiado enclave. Gallardo decide asaltar a Corsi y suplantarlo; ambos son dos extraordinarios espadachines y unos deslumbrantes lanzadores de dagas pero Gallardo vence al tener a su favor el factor sorpresa..
Se nos presenta al condotiero Ugo Paolo Renzo “Faciatosta”, uno de los hombres importantes de la isla, hermano del corrupto Conrado y de la bella y traidora Alesssandra; sabedor de que genoveses y franceses, guiados por la banca San Jorge, quieren aliarse para conquistar la isla, decide ir en la busca de Altiera de Montemar para instarla a que pacte con Corsi y consiga una fuerza defensiva potente; ella accede.
Mientras, Gallardo, ya suplantando a Corsi, al que ha reducido y encerrado en una cueva, conoce al emisario de Hamez, Rasumi, que resulta ser un español renegado, Delfín Lechuga, tan gallardo y apuesto como él con el que establece un primer pacto. Igualmente vemos cómo se le ofrece la bella Bárbara, una mujer -diablesa que, creyéndole Corsi, intenta conseguir su amor. Finalmente Gallardo es recibido por Madona Altiera, quien le propone un acuerdo de colaboración; el héroe revela su real identidad, les explica cómo a reducido a Corsi y no sólo eso sino que la besa y enamora con rapidez.

Rastros en los libros

A veces los libros encierran entre sus páginas el rastro de otros lectores; en el volumen que hemos manejado de Bandolero y trovador hemos encontrado una serie de datos sobre lectores y lecturas que nos informan bastante de la recepción y difusión de la novela popular.
El volumen lleva incorporados tres sellos que, aunque deteriorados por el paso del tiempo, aún son legibles.:

1.- En la página 1
“MANEDUA
Alquiler: Plazo 5 días
Fecha.........................
Fondo........................

2.- En la página 5
¡ATENCIÓN! Por 0’60 cts. Puede Vd. leer las últimas publicaciones.
¿DÓNDE? En “MANEDUA”, Plaza del Príncipe. Santa Cruz de Tenerife

3.- En la página 127
LIBRERÍA DE LANCE “MANEDUA”. Compra-venta y cambio. PLAZA DEL PRÍNCIPE. SANTA CRUZ DE TENERIFE

Los sellos nos informan de datos importantes; el primero y más obvio es recordarnos que la novela popular se compraba pero, especialmente, se cambiaba en puestos de lance: éstos permitían una extraordinaria difusión de los volúmenes pues los títulos pasaban de mano en mano y multiplicaban el número de lectores. Pero junto a este dato per se importante, es complementario saber que el plazo de lectura era de 5 días y que el precio para canjear los volúmenes era de 0’60 cts, cuando el precio del libro era de 4 ptas. O dicho de otra forma, por el precio de venta de una novela el lector voraz podía leer seis o siete títulos.
Junto a estos datos, el volumen que manejamos tiene una curiosa anotación a lápiz en la página 63: Elena Sanchez lello esta novela el día 30 del 5 del 60. Más allá de la deficiente ortografía -un dato que nos puede permitir deducir cómo la novela popular legaba a todos los estadios sociales- y de la condición de mujer de la lectora -el público era amplio y las mujeres no sólo leían novela rosa y la novela rosa no sólo era leída por mujeres-, es especialmente interesante la fecha. 1960. Once años después de su publicación y a pesar de no haber gozado de ninguna reedición, El galante aventurero seguía siendo leído.

Una pregunta sin respuesta

El prestigioso escritor Vicenç Pagès Jordà, al tener noticia de esta serie, formuló una pregunta precisa e irresoluble. En El galante aventurero ¿quién es el adjetivo y quién el sustantivo? Se aceptan todas las respuestas.

Un curioso precedente

Las fuentes que inspiraron la serie de Debrigode-Visconti son múltiples y diversas; hoy presentamos una curiosa novela, Casanova, El galante aventurero; fue publicada dentro de la colección La novela semanal cinematográfica, con licencia de la casa Gaumont, a finales de los años 20. Como su nombre indicaba, la colección recogía versiones noveladas de éxitos cinematográficos del momento y reproducía fotografías de la película. En este caso concreto se trataba de la versión literaria de la película Casanova, dirigida en 1927 por Alexander Volkoff e interpretada por Ivan Mosjoukine, Suzanne Bianchetti y Diana Karenne y considerada una de las obras importantes del cine mudo europeo ¿Conocía Debrigode la novela o la película? Parece razonable que así fuese pues si la película gozó de versión literaria hemos de suponer que tuvo un éxito remarcable ¿Este Galante aventurero quedó en la memoria de nuestro autor durante veinte años y así bautizó su serie cuando la creó en 1949? Es sólo una hipótesis, pero parece razonable ¿El ambiente veneciano de la novela y de la película influyó en el hecho de que unos cuantos episodios de la serie se desarrollasen en este escenario (volúmenes XVI al XX)? Aunque la obra de Debrigode está ambientada en el siglo XV y Casanova es un héroe del XVIII, la recreación de góndolas, amores, carnavales y máscaras es pareja.

En todo caso es necesario indicar que la novela que presentamos ofrecía un “argumento elaborado por Irene Polo”. Irene Polo fue una importante periodista catalana de los años veinte y treinta de quien recientemente se ha editado el libro La fascinació del periodisme. Cròniques (1930-1936), donde se incluye una amplia selección de su obra periodística; el libro ha sido fruto del trabajo de las estudiosas Gloria Santa-Maria y Pilar Tur. Precisamente Gloria Santa-Maria nos regala un precisa ficha biográfica sobre tan singular mujer. Irene Polo trabajó para la productora Gaumont y, entre sus tareas, seguramente estaba el trabajo de elaborar novelas sobre las películas -como la que presentamos- así como colaborar en las traducciones; ¿la podemos considerar creadora del sintagma El galante aventurero? Si non è vero...

El lago de Venus


Resumen del volumen segundo, El lago de Venus

Luys Gallardo, suplantando ya de forma plena a Dago Corsi y aliado con la poderosa Madona Altiera de Montemar, decide convocar a todos los bandidos de Córcega en el lago de Venus, el bello lago subterráneo que se encuentra en la imponente cueva a Anfitrite, cerca de Ajaccio; su autoridad la ejerce acompañado de Bembo y de Delfín Lechuga y su objetivo es crear una fuerza armada que pueda plantar cara a franceses y genoveses, que codician la isla. Al mismo tiempo, para conseguir suplantar correctamente a Corsi, el galante aventurero obliga al astrólogo y truhán Piero Basano a que escriba la biografía del bandido al que está suplantando. Este núcleo de pícaros se ve inmerso en una compleja trama política en la que intervienen los tres hermanos Renzo, el condotiero Ugo Paolo Renzo “Faciatosta” y sus dos hermanos, el pérfido Conrado Polo Renzo y la bella y viuda Alessandra Renzo; Conrado querrá matar a Alessandra y robar el poder a Ugo pero la intervención de Corsi/Gallardo y el amor que siente por ella uno de los esbirros de Conrado -Gubio Orsini- evitará el crimen. Gallardo consigue reunir en la cueva de Anfitrite a los tres hermanos y allí consigue la redención de Alessandra, la muerte ejemplar del miserable Conrado y la complicidad de “Faciatosta”, que se compromete a hacer público su amor por Madona Altiera; al mismo tiempo consigue desenamorar a ésta pues aparece ante sus ojos abrazado a la libidinosa Bárbara. Mientras esto ocurre, Madona Altiera de Montemar ha encerrado en una lóbrega mazmorra al auténtico Corsi, encadenándolo de por vida y ocultándolo bajo una máscara de hierro; lo que ella no sabía es que Corsi había profesado palabras de amor Alicia de Montemar y que ésta, al ver a su hermana encerrando un enigmático preso, tuvo la intuición de ir a visitarlo; al hacerlo descubre al bandido que la fascina, lo libera y se desmaya. Corsi la deja en la mazmorra y se da a la fuga anunciando una terrible venganza.

La imagen del héroe

Apoyaba las manos en los riñones, enarcados los codos, saliente el busto, y endurecido el semblante (Volumen II, página 92)

La opinión de los críticos


Luis Manuel del Valle, pionero en la labor de reivindicar la aportación de Pedro Víctor Debrigode, escribió un memorable artículo sobre el maestro en el segundo volumen de La novela popular en España, el imprescindible título que, con el nuevo siglo, inauguró un proceso de reivindicación de la literatura popular elaborada en nuestro país.
Cuando Luis Manuel del Valle hablaba de El galante aventurero decía:
La maestría con que Debrigode maneja los hilos de la trama de esta serie es absolutamente insuperable: es una auténtica ópera de capa y espada, de amor y de confabulaciones, en la que la acción se sitúa en varios escenarios simultáneamente, apareciendo más de cincuenta personajes cuyas andanzas entremezcla Debrigode como sólo él sabía hacerlo (...), un escritor ya maduro que llega aquí a su plenitud como maestro de intrigas, abriendo un amplio abanico de posibilidades, sin dejar ninguna sin explotar.

Del Valle, Luis Manuel, “Pedro Víctor Debrigode Dugi”, La novela popular en España, vol 2 , Ediciones Robel, pág. 84-85

El peregrino de los lobos


Resumen del volumen tercero, El peregrino de los lobos.


El supremo jefe de la isla el Podestá Giordano Stefano aparece en escena y bendice la unión de todos los bandidos de la isla para defenderse de los invasores genoveses y franceses. Uno de los forajidos, ahora luchador patriota, es Filipo Ferrante, digno y honesto, que se enamorará de la bella judía Zoraida Rovizo, “Salomé”, hija del prestamista Samuel Rovizo cuyo hermano Rubén detesta y envidia. Gallardo-disfrazado de Corsi- conseguirá la complicidad de Ferrante en su proyecto de crear una hermandad de corsos unida frente a los enemigos exteriores así como el apoyo de Rovizo para que le indique los hombre más ricos de la isla, cuyo apoyo económico es imprescindible; aparece así el rico comerciante Bruno Sarto, casado con la bella Bianca Ventigli, que recibe la vista de Gallardo-Corsi quien le exige su apoyo económico. Bianca, fascinada pero fiel al miserable Sarto, querrá matarlo y en su empeño llevará a la muerte a seis bravis que pretendían asesinar a nuestro héroe.
Mientras, el verdadero Corsi, escapado, empieza a tramar su venganza y revela la verdad al astrólogo Piero Bassano. Todo queda interrumpido, no obstante por la aparición del peregrino de los lobos, un enigmático personaje -Dom Corpacho, también español- que parece saber del secreto de la semejanza de los dos protagonistas y que siempre va acompañado de dos lobos que llevan los significativos nombres de Dago y Luys. Dom Corpacho, a quien Corsi conoce y respeta pues le ha salvado la vida en más de una ocasión, interviene decisivamente: mata a Bassano y aparenta haber matado a Corsi cuando en realidad le quiere llevar ante otro misterioso personaje, el hidalgo lunático. El peregrino de los lobos se presenta ante Gallardo y le revela que Madona Alicia está en las mazmorras; nuestro héroe se presenta ante Madona Altiera y le notifica el peligro en que se encuentra su hermana, consiguiendo salvarla de su encarcelamiento con la terrible máscara que llevaba Corsi. Madona Altiera, que se siente despechada ante los desplantes de Gallardo, no puede evitar asumir que se siente fascinada por el galante aventurero.

Dama Misericordia

Resumen del volumen IV, Dama Misericordia
Los franceses y los genoveses -Barnabó Liebo es el principal agente de la Banca de San Jorge de Génova, un pulpo de infinitas dimensiones- envían a dos taimados individuos, la bella Viviane d’Aurigny y el pérfido inglés Charles Mombray, a que negocien con Corsi para que se alíe con ellos para dominar la isla. Fracasan en su empeño pues Corsi/Gallardo no se va dejar comprar y por ello van a buscar la ayuda de un enigmático señor enmascarado, un poderoso de Ajaccio, que les propone comprar la colaboración de Gubio Orsini, que por amor a Sandra Renzo es capaz de todo, incluso de traicionar al que siguen creyendo Dago Corsi.
Mientras, en la isla, Gallardo “primero actuar, luego pensar” se encuentra a la muy bella Clara d’Evisa -llamada por el héroe Dama "Misericordia", en referencia al estilete con que se defiende-, a la que salva de la muerte urdida por su madrastra Beatriz Goldstein y su fiel Wherung, una malvada inmensa que había matado a la madre de Clara y se había hecho con la voluntad de su padre, Giacomo d’Evisa, gracias a una serie de bebedizos. Corsi/Gallardo consigue restaurar el orden y al final, Giacomo tapía en una habitación a Beatriz y su lugarteniente Wherung, para que se devoren entre ellos. El volumen acaba con la llegada del enigmático Abdul Hamez -¿qué quiere proponer al que cree Corsi?- y la reaparición -esperable y sorprendente- del verdadero Corsi, que “siguió inmóvil, apoyada la barbilla en el hueco de la mano, y el codo en la rodilla, mirando al mar plateado. Un mar de plata rodeando una isla de sangre” (p.125).

El héroe

Luys Gallardo, castellano errante y amante de los vinos generosos, las sonrisas de mujer y las nobles peleas.” (122. XVI)

El protagonista de la serie es Luys Gallardo, el galante aventurero. Su caracterización es tópica e impecable, un valiente español, gallardo y amante de las trovas, un artista del laúd que tañe su instrumento en toda ocasión, que no se arredra ante nada y que tiene una endiablada habilidad para manejar las dagas y la espada. El nombre de Luys, con esta rara ortografía, no era extraño en la época en que se sitúa la acción y así está documentada la existencia de, por ejemplo, un celebrado vihuelista, Luys de Narváez nacido en 1490; quizás el nombre de Luys responde a una evocación del Don Luis Mejía, el antagonista del Don Juan Tenorio de Zorrilla, una obra ésta que resuena de manera constante a lo largo de toda la colección: frases como “Para echar redes a treinta mujeres (...) me sobran con diez hombres. Cuatro para entrar a coger la fruta, cuatro para vigilar la retirada, y dos para llevar la fruta a sitio seguro” (15, V)” o “Mi corazón abarca a todas y a ninguna” (87, XVIII), son frases que recuerdan los versos de Zorrilla. Sea como fuere, su apellido remite a una evidente nominación expresiva de resonancias donjuanescas: “yo, gallardo y calavera” se autodefinía el seductor romántico en la escena XII del acto primero. Pero a diferencia del héroe de Zorrilla, el galante aventurero no es un rufián sino un héroe que actúa siempre de manera desinteresada anteponiendo la felicidad de los demás a su propio interés. Sobre él nos cuenta el propio Gallardo, en evocación casi picaresca, que “a partir de mi huida de los establos malolientes, viví a salto de mata. Tengo la vocación del aventurero, que es no tener vocación. Mi sino ha querido que, dondequiera que pongo la planta, brota la aventura, el conflicto, el lío mayúsculo, y no puedo revolver una esquina sin caer en medio de alguna algarada, que me obligue, cuando menos, a airear la espada” (p.17, III). Y a su amigo Lechuga le parece “un ser atolondrado, audaz, desenfadado y generoso, que en el continuo riesgo hallaba el goce de vivir” (p.78, IV). No es casual que en más de una ocasión, se nos recuerden sus lemas: “ver y actuar” (32, IX) o “¡Atrás, que a por la Muerte vengo!” (43, XI). Luys, es, ante todo, un héroe, un ser superior que se lanza a desfacer agravios y enderezar tuertos, que enamora a las mujeres casi sin querer y que siempre tiene un momento para tañer su laúd de plata.

Mi laúd tiene cinco notas y cada una vibra con una intención: alegría, exaltación, ilusión de victoria, generosidad y pureza de finalidad. Nadie quebrará el acuerdo de estas cinco notas.” (31, XV).
Personaje plano, de una pieza, encarnación de los arquetipos heroicos de la novela popular, su paso es efímero y rutilante, una estrella fugaz que ha alumbrado el escenario en el que se desarrollaba la acción y que permite a los lectores fantasear mientras aparece en las páginas de la colección.

La opinión de los críticos (2)

Salvador Vázquez de Parga, uno de los estudiosos fundamentales de la cultura de masas hispánica -imprescindibles son sus estudios sobre la historieta-, publicó el año 2000 un enciclopédico libro sobre la novela popular española que se ha convertido en obligada referencia para estudiosos y lectores. Sobre El galante aventurero señalaba:
Pedro Debrigode, disfrazado una vez más de Arnaldo Visconti, ofreció de nuevo a sus lectores un héroe caballeresco que recorrió la Italia renacentista viviendo aventuras trepidantes y siempre optimistas, uno de los pocos héroes que muere, o al menos así parece, al terminar su odisea aventurera en el número veinte de la serie, y con el que sin duda Debrigode alcanzó un nivel superior al que consiguiera en El Pirata Negro, la serie que le hizo famoso.”
Vázquez de Parga, Salvador, Héroes y enamoradas. La novela popular en España, Glénat, Barcelona, 2000, pág.165

Las ilustraciones interiores



Jaume Provensal fue el responsable de todas las ilustraciones de la colección, tanto de las portadas como de las ilustraciones interiores. El binomio Provensal-Debrigode -o Provensal-Visconti- funcionó con notable efectividad durante años; éste empezó de forma espectacular con la colección El pirata negro, donde las portadas de Provensal se convirtieron en un reclamo extraordinario, y se prolongó durante los años cincuenta en diversas colecciones de Bruguera, especialmente en la policíaca Servicio Secreto.

Cada volumen de El galante aventurero estaba iluminado por tres o cuatro ilustraciones interiores, siempre en blanco y negro, dibujadas con pluma y que, con frecuencia, no pasaban de ser un mero esbozo gráfico. Al principio el esmero con que dibujante desarrolla estas ilustraciones es más que notable pero, a medida que avanza la serie -podemos pensar que los compromisos profesionales le impiden dedicar más tiempo a este material-, el dibujo se reduce a lo elemental. No obstante ello, las composiciones mantenían una coherencia gráfica con las portadas aspecto éste que ayudaba a presentar la colección con un aspecto visual muy determinado y característico; curiosamente, lo que de forma inicial podría parecer un demérito -la rapidez con que se realizaban estas composiciones, su, a veces, pobre acabado- se convierten en un interesante documento pues nos permiten ver la labor del dibujante en una fase primigenia, casi espontánea.

Las ilustraciones que hemos seleccionado para esta entrada corresponden al volumen IV de la colección y en ellas vemos a un Provensal en plena forma, ágil en el trazo y cuidadoso en los acabados de las composiciones.


miércoles, 23 de junio de 2010

Islas sangrientas

Resumen del volumen V, Islas sangrientas
En las naves de Abdul Hamez, el pérfido pirata turco se divierte humillando y torturando a sus galeotes; entre ellos aparece Stronck Goldstein, hermano de Beatriz y sobre todo el corsario bretón Truand Lascar, fuerte, vehemente y violento. Aparece un efebo bello y amanerado, diversión del pirata, que sólo después de mucho turbar e indignar a Lascar se descubrirá que es mujer disfrazada. En tierra todo se complica; un sicario de Beatriz, Ulrico Wolemburg, que cubierto de vendas es confundido con Faciatosta, libera a su ama que, furiosa, quema a su lugarteniente Wherung. No sólo eso, sino que el tal Wolemburg mata -sorpresa espectacular- al condotiero Faciatosta, cuando éste acababa de saber que tanto su prometida Madona Altiera como la hermana de ésta, Alicia, estaban enamoradas del que creen Corsi; suplanta al poderoso y secuestra a las hermanas Altiera. Poco después el inglés Mombray convence a Gubio Orsini, tras secuestrar a Sandra Renzo, de que si quiere liberar a su amada y adquirir la fortuna que necesita para casarse con ella debe traerle la cabeza del condotiero Faciatosta y de Corsi; él acepta, mata a quien cree Faciatosta -pero que es en realidad el esbirro tudesco- y se le presenta el auténtico Corsi; éste le insta a ir a liberar a su amada en una espectacular razzia cosa que hacen, matando a los esbirros de Mombray, perdonando la vida de la malvada y bella Viviane D’Aurigny y muriendo Orsini que paga así su traición; el que es auténtico Corsi respeta a las mujeres por el compromiso que formuló ante el “hidalgo lunático” mientras hace su aparición un extraño ser , Máscara de Cera, una suerte de fantasma femenino que parece y desaparece y que es la enigmática fuerza del misterioso hidalgo.
En alta mar Corsi/Gallardo se gana la confianza de Abdul y, tras darle Rasumi/Lechuga un somnífero que le administra el efebo que no es otro que una bella italiana de nombre Mila, liberan a Truand Lascar -su imprecación es siempre tonerre et misere!- quien libera sus hombres, también galeotes, y se hace con el mando de la nave. Las otras galeras de Abdul son asaltadas por Dom Corpacho y los bandidos corsos; los peores de ellos, una vez sometidos los buques, son encadenados al remo. Abdul, viéndose derrotado, se suicida y Gallardo le cuenta toda la verdad a Lascar para que éste se convierta en su fiel capitán al mando de las tres galeras. Acepta

Galeotas

A partir del volumen quinto de la colección, el mar va cobrando protagonismo en las peripecias de Luys Gallardo. Debrigode había creado una obra maestra de la narrativa de aventuras marineras al forjar los 85 volúmnes de El pirata negro; esta especial querencia hacia el mar emerge con notable fuerza en El galante aventurero adquiriendo cada vez más importancia a medida que avanza la acción. El mar será siempre el Mediterráneo: Córcega, Capri, Grecia, Sicilia, Venecia... y la nave que más importancia cobrará a lo largo de las diversas aventuras será la galeota, según el diccionario de la Real Academia, una galera menor, que tenía 16 ó 20 remos por banda, y solo un hombre a cada remo y que llevaba dos palos y algunos cañones pequeños.

El galante de Vanguardia

El centenario periódico barcelonés La Vanguardia, en su muy prestigioso suplemento Culturas, nos publico un artículo de presentación sobre El galante aventurero el pasado 12 de marzo de este año 2008. Que un rotativo como La Vanguardia haya abierto sus páginas a la obra de Debrigode constituye una magnífica noticia que nos hace concebir esperanzas de que, quizás, no está todo perdido y de que aún estamos a tiempo de divulgar y reivindicar la importancia de la novela popular. En todo caso, para aquel que quiera leer el artículo, este y este link le permirten el acceso al mismo.
Una curiosidad; en una de las primerísimas novelas de Debrigode, Crucigrama, un título publicado en 1944 en la legendaria colección Guante blanco de Ediciones L.E.S.T.E.R., nuestro autor desplazaba la acción a Barcelona -cosa extrañísima en la novela popular española de esos años, y más en la policíaca- y allí los protagonistas publicaban diversos anuncios en ... La Vanguardia.

El hidalgo lunático

Resumen del volumen VI
Libro extraño, un singular intermezzo que permite atar cabos que habían ido quedando desperdigados y donde la presencia de Luys Gallardo sólo se hace eviente al final del volumen.
El Hidalgo Lunático desvela a Corsi el secreto tan bien guardado durante años; es su padre y el de Luys, ambos son hermanos gemelos y fueron abandonado por su progenitor pues al nacer provocaron la muerte de su amada esposa. Establecida la complicidad entre Corsi y el Hidalgo, irrumpe en escena la historia de unos nobles que viven un episodio pastoril hasta que es descubierto el marino Gianfosco, un buen hombre que mató a un noble amigo de los anteriores por defender su honor; a partir de ahí, detención de Gianfosco, terrible venganza de los nobles, liberación, intervención de Corsi y el Hidalgo en su ayuda.... Al mismo tiempo, esta historia se ve completada por otras historias como son la de la muerte de Giacomo D’Evissa y de la pérfida Beatriz, la sorprendente noticia de que Faciatosta, a pesar de las terribles heridas sufridas está vivo o de que Corsi, aparentando ser Luys, enamora a Alicia de Montemar suplantando así al suplantador. Citas de Maquiavelo abundantes -como antes de Dante o de Petrarca- cierran una entrega difícil de clasificar pero que acaba con el pacto entre el Hidalgo y Corsi y la aparición de Luys Gallardo decidido a defender con sus naves y las de Truand Lascar la isla de Córcega.


Hexadecálogo Cuadrado



Don Jesús Cuadrado, hombre sabio y tenaz, autor de ese proyecto homérico que es el Atlas español de la cultura popular, publicó en el año 1999 un lúcido artículo sobre la serie El cachorro, un legendario tebeo español creación de Juan García Iranzo. En él, entre otras cosas, establecía las características propias del folletín y para ello enumeraba dieciséis puntos que se cumplían de forma palmaria en la obra que analizaba.
El artículo, que actualmente se puede consultar en la red, ofrecía de esta manera un preciso hexadecálogo, un instrumento de análisis certero que nos permite acercarnos con mayor rigor a la novela popular. O dicho de otra manera, podemos afirmar que El galante aventurero es un folletín ejemplar porque cumple escrupulosamente los puntos del hexadecálogo Cuadrado.

"El folletín es el género popular por antonomasia; y es la esencia de la cultura popular en cualquiera de sus facetas. Es, también, la cualidad evidente que el lector o espectador -sujeto pasivo- acepta sin extrañarse. Las coordenadas no variables de su privada gramática son, a su vez, la ética del mensaje. Veamos algunas, no todas, de esas constantes:
1) El relato se muestra por una peripecia desmesurada y acumulativa.
2) Los movimientos de veracidad en el desarrollo de la situación dramática son insolentes por su propia inexistencia.
3) La resolución del hecho escénico camina siempre contra natura.
4) La concatenación de la anécdota argumental asciende siempre escalonada al cenit de lo imposible.
5) Lo tópico del lenguaje no se muestra como rémora expresiva, sino como única y exclusiva vía: un epíteto no es sino la definición en sí misma.
6) El autor desarrolla la historia desde su propia fiebre creadora; y las enmiendas no parten de un reglamento cerrado, sino del libre transcurrir del argumento y del estado anímico del autor.
7) La construcción de los personajes centrales -el héroe y su antagonista- es eternamente maniquea.
8) Los personajes acompañantes -secundarios- exacerban algunas de las ramificaciones orgánicas -ya ocultas ya visibles- de los personajes centrales.
9) La justificación del comportamiento conductual de los personajes debe escapar a la lógica convencional.
10) El lanzamiento del mensaje busca un consumidor de adicción confesa.
11) Si el consumidor desconfía -por su propia coartada cultural- el encuentro o no se produce o es desafortunado.
12) Los campos escenográficos, y sus desgloses de apoyo -indumentaria, utillaje y moblaje; botánica y zoología- no tienen por qué atenerse a un rigor histórico.
13) El discurrir del factor temporal es premeditadamente arbitrario para la supervivencia de la epopeya.
14) Lo desastroso acelera y frena la libertad de acción del héroe.
15) El héroe se enfrenta a lo predestinado -fatum- con rebeldía, pero sin capacidad de victoria.
16) Lo verdadero sólo lo es cuando así parece."

Otro galante aventurero

En nuestras búsquedas erráticas de libros de Pedro Víctor Debrigode, hemos encontrado este singular El galante aventurero. Editado en Madrid el tardío año de 1969, viene firmada por El caballero audaz; bajo este sonoro pseudónimo firmó una amplia obra José María Carretero Novillo (1888-1951), un autor del que se ha reivindicado su aportación en el campo del periodismo y que tuvo una intensa trayectoria como novelista. Con notable displicencia, algunas microbiografías nos lo presentan como “propagandista del bando nacional durante la guerra civil .que debió su popularidad a su narrativa, mezcla de erotismo burdo y de folletín sentimental (La bien pagada, 1920; Una cualquiera, 1923)”. Sea como fuere, y sin poder datar por ahora la fecha de primera publicación de la novela, podemos preguntarnos si el sintagma El galante aventurero, quizás creado por Carretero, pudo haber influido en Debrigode a la hora de nominar su serie.

Yo a los palacios subí...

Una de las más evidentes fuentes de El galante aventurero es el Don Juan Tenorio de José Zorrilla (1817-1893), obra escrita en 1844 que a lo largo del siglo XIX y del siglo XX gozó de extraordinaria popularidad consolidándose la tradición de representar dicho clásico en todos los teatros del país la festividad de Todos los Santos. El año 1949, año en que ve la luz nuestra serie, la popularidad de la obra de Zorrila no había disminuido un ápice y sin duda alguna los versos románticos eran conocidos por una gran mayoría de la población. Desde el mismo nombre de Luys -Luís Mejía es el antagonista de Don Juan Tenorio-, a la época del siglo XVI o a la caracterización galante del héroe -con su capacidad para enamorar a todas las damas pero su incapacidad para enamorarse de ninguna- debe mucho a la construcción que consolidó Zorrilla recogiendo una larga tradición que ya había sido desarrollada por Tirso de Molina en El convidado de piedra. No obstante ello, conviene recordar que toda la dimensión maligna del héroe presente en la forja del mito, desaparece por completo en la obra de Debrigode donde Luys Gallardo es presentado siempre como un héroe cuya misión en la vida es imponer el bien frente a cualquier injusticia.

Los invasores

Resumen del volumen VII

El poderoso genovés Barnabó Lieto convoca a un conjunto de poderosos condotieros para planificar la invasión definitiva de Córcega; los grupos son diversos pero entre los cabecillas destaca Sans Merci, sobrenombre de Erick von Merck, siempre bajo una férrea armadura, y el truhán gascón Bruyant Lartiguers. El primero es un genio de la estrategia, el segundo un pícaro amante de la aventura que siempre va acompañado de su loro Coclicó -¡Caramba! ¡Qué opípara cuchipanda!-. La invasión está perfectamente planificada y preparada, y más cuando cuenta con la colaboración de dos importantes corsos que van a traicionar a su tierra, el Podestá Giordano Stefano y el rico comerciante Bruno Sarto. .
Bruyant es un seductor y en sus aventuras antes de embarcarse seduce a la que cree bella hermana de Erick von Merck, Erika; lo que no sospecha es que bajo la armadura de Sans Merci quien se esconde en realidad es Erika Von Merck, que substituyó a su padre cuando murió y que, tras la celada, esconde su condición femenina.
Mientras, en Córcega, Luys Gallardo recibe la noticia de que Dago Corsi está vivo mientras éste, haciéndose pasar por Gallardo, manifiesta su amor a Madona Alicia de Montemar. Por su parte, Madona Altiera cuida de Faciatosta al tiempo que ambos se reconocen enamorados; esta situación cambia bruscamente cuando los invasores llegan a la isla y, guiados por la sabia estrategia de Sans Merci, ordenan un asalto que deja pocas posibilidades a los corsos. Dago Corsi, siguiendo los consejos del Hidalgo lunático decide observar los hechos, Bruyant, buscando al auténtico Corsi para eliminarlo intenta seducir a su amante, Bárbara, y también a la huida Viviane D’Aurigny. Entretanto, Luys Gallardo, bajo la apariencia de Dago Corsi, se dispone a defender la isla.

Habla don Francisco González Ledesma

Don Francisco González Ledesma, Silver Kane en los años heroicos de la novela popular y actual reconocido escritor de la novela negra contemporánea, ha evocado más de una vez aquellas décadas de los bolsilibros donde él fue, también, pilar indiscutible. En su memoria, el recuerdo de Debrigode permanece vivo e intenso...
Uno de ellos, el más veterano, fue Pedro Víctor Debrigode Duggi, cuyo nombre ya empezaba por parecer un seudónimo. Escribió de todo y con seudónimos diversos, pero en las colecciones policiales solía utilizar el de Peter Debry (...) Peter Debry había vivido intensamente, tanto que nunca se pudo saber con certeza lo que era historia y lo que era leyenda en su vida. (...) Eso demostraba, por otra parte, su asombrosa capacidad para fabular y sus dotes narrativas. Los correctores apreciaban mucho sus obras porque en ellas no había ninguna falta, ninguna inexactitud, ningún fallo. De hecho, Debrigode les regalaba el dinero que él tanto necesitaba. Hoy las novelas de Pedro Víctor Debrigode, como casi todas las que Bruguera publicó en sus famosas colecciones "Servicio Secreto" y "Punto rojo", no se reeditan, pero les aseguro que hay textos dignos de ser leídos.

González Ledesma, Francisco, “La prehistoria de la novela negra”, Los Cuadernos del Norte, 41, marzo-abril 1987
El artículo se puede leer completo en el imprescindible blog sobre Don Francisco González Ledesma.